Dogmas de Fe

«Dogma es una verdad que se apoya en la autoridad de Dios,

por eso tenemos obligación de creerla»

A veces la Iglesia define algunas verdades dogmas de fe. No es que esas verdades empiecen entonces a ser verdad. Son verdades que siempre han existido; pero que su creencia ha empezado a ser obligatoria al definirse.

Dogma es una verdad revelada por Dios, y, como tal, directamente propuesta por la Iglesia a nuestra fe. Para que una verdad revelada sea un dogma es necesario que esté propuesta directamente a nuestra fe por una definición solemne de la Iglesia o por la enseñanza de su magisterio ordinario.

Los dogmas no son verdades que la Iglesia impone arbitrariamente. Son iluminaciones de la verdad objetiva. No son muros para nuestra inteligencia. Son ventanas a la luz de la verdad.

El contenido de los dogmas es un verdad inmutable, absoluta, definitiva, infalible, incuestionable y absolutamente segura sobre la cual no puede flotar ninguna duda, pero la formulación de ese contenido se puede desarrollar para acomodarse mejor al modo de hablar de los tiempos. El Magisterio de la Iglesia puede ir mejorando el modo de expresar las verdades que creemos. Toda formulación dogmática puede ser mejorada, ampliada y profundizada. Pero ninguna formulación dogmática del futuro puede contradecir el sentido de anteriores formulaciones, sino solamente completar lo que ya ha sido expresado por ellas.

Otras veces un estudio cada vez más profundo nos hace progresar en nuestro conocimiento de la Revelación, y nos hace ver más claramente verdades que antes no parecían tan claras.

La Iglesia, asistida por el Espíritu Santo, penetra cada vez más profundamente en el contenido de la Revelación Divina, descubriendo nuevos aspectos en ella implícitos.

La Revelación fue un hecho histórico, y no puede crecer el número de verdades reveladas contenidas en el depósito de la Revelación que es la Sagrada Escritura y la Tradición, porque este depósito, quedó cerrado con la muerte del último Apóstol. «Ninguna verdad puede añadirse a la fe católica que no esté contenida, explícita o implícitamente, en este depósito revelado. (…) Lo único que cabe es una mayor explicación de los dogmas, pero conservando el mismo sentido, que es definitivo e indeformable una vez definido por la Iglesia»

Un Dogma no es crear nuevas verdades reveladas: es descubrir lo que se encerraba en el viejo legado de los Apóstoles. Lo mismo que las estrellas del firmamento descubiertas últimamente existían mucho antes, pero nosotros hasta ahora no las hemos conocido.

Para que una verdad sea dogma de fe es necesario que haya sido revelada por Dios, y que la Iglesia así lo declare. Bien sea por una declaración solemne o por la enseñanza de su Magisterio Ordinario.

Un católico tiene que aceptar todos los dogmas de fe revelados por Dios. No puede rechazar ni uno. O se es católico del todo, o se deja de ser católico. No se puede ser «casi católico», lo mismo que no se puede estar «casi vivo», porque eso es estar muerto. Si «casi» me toca la lotería, no tengo derecho a cobrar el premio: o me toca el número entero o no me ha tocado. El «casi» me toca, no vale.

¿Cuáles y cuántos son los dogmas de fe?

¿Por qué hay dogmas en la Iglesia? ¿Cuál es su utilidad, si es que tienen alguna?

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