El Amor: química o realidad

amo_01«Hay dos cosas que el hombre no puede ocultar: que está borracho y que está enamorado». Antífanes -388 a 311 a.C.-

¿Por qué no podemos ocultar que estamos enamorados?

El enamoramiento activa en la ‘víctima’ toda una serie de complejas reacciones químicas en cadena que a todos nos hacen sentir lo mismo, aunque nosotros lo vivamos como algo único en el ‘Universo’.

Esas reacciones químicas producen un estado de «imbecilidad transitoria» (Ortega y Gasset) que no se puede mantener bioquímicamente por mucho tiempo (por el bien de nuestra propia supervivencia).

La «enfermedad» del amor ocasiona todo un oleaje de impulsos que, a través de nuestro sistema nervioso autónomo, recorren todo nuestro cuerpo, llegando hasta el último capilar, el último folículo piloso y la última glándula sudorípara. Los músculos intestinales, las glándulas lacrimales, la vejiga y los genitales, el cuerpo entero se ve bombardeado por los impulsos trasmitidos por esa telaraña insondable e impenetrable de nervios y filamentos.

Todo en nuestro organismo ocurre a velocidad de vértigo: ¡constricción!, ¡dilatación!, ¡secreción!, ¡erección!. Todo es urgente, efervescente, impelente…

La razón se convierte en una intrusa en el reino de la carne, de las atracciones más primarias,… no existe la fuerza de la voluntad ni el intelecto.

  • Perdemos la capacidad de crítica y lo que es peor, la de autocrítica.
  • Desordenamos nuestra escala de valores.
  • Nos volvemos enfermizamente sensibles.
  • Bajamos nuestras defensas, nos volvemos vulnerables.
  • Desaparece nuestra capacidad de concentración.
  • Escuchamos «su nombre» en el viento, el aire huele «a ella».
  • Incubamos «mariposas» en el estómago.
  • El anhelo nos imbade, los suspiros nos desbordan.
  • Sonreimos y lloramos sin razón aparente.
  • Nuestra vida se descontrola.
  • Padecemos necesidades inútiles (salir a pasear cogidos de la mano,…).
  • Nos crea obsesión por nuestro objeto del deseo.
  • Necesitamos agradar y llamar la atención (hacemos más idioteces de las habituales).
  • Tenemos sueños húmedos nocturnos (mientras más estupido sea el sueño, más enamorado estás).

El amor no nace de imprevisto. Es un resorte que hemos tensado desde nuestra más tierna infancia y que sólo «una persona en el mundo» es capaz de desatar. Desde nuestro nacimiento y a través de las relaciones con nuestra familia, nuestros amigos, nuestra educación, nuestras experiencias,.. vamos construyendo un mapa cerebral, un molde completo de circuitos cerebrales que determinará que nos enamoremos de una persona y no de otra. Cuando esa «persona» aparece y encaja en nuestro prototipo de amor las señales de alarma se disparan y entramos en ebullición (hervimos y nos agitamos).

El hipotálamo (región del encéfalo situada en la base cerebral, unida a la hipófisis por un tallo nervioso y en la que residen centros importantes de la vida vegetativa) es el primero en recibir la señal de alarma disparada por nuestras neuronas y enviada por nuestro sistema nervioso central. Como buen vigilante de nuestra actividad involuntaria pone en marcha los procedimientos de emergencia. El manual de emergencia para casos de enamoramiento marca claramente las medidas drásticas que hay que tomar en estos casos. Ordenar a las glándulas suprarrenales que aumenten inmediatamente la producción de adrenalina y noradrenalina.

La adrenalina es una hormona vasoactiva secretada en situaciones de alerta (de peligro) que estrechan (vasoconstricción) los vasos sanguíneos. Produce un efecto muy rápido pero muy corto.

  • Aumenta la concentración de glucosa en la sangre (el amor me llena de energía y vitalidad).
  • Aumenta la tensión arterial (mi cuerpo vibra por «ti».).
  • Aumenta el ritmo cardíaco (mi corazón late por «ella»).
  • Dilata las pupilas proporcionado una mejor visión (este efecto es inútil, el amor es ciego).
  • Aumenta la respiración (también llamado «suspiros de amor»).
  • Puede ocasionar la producción de dopamina, hormona responsable de la sensación de bienestar y autoengaño (¡qué feliz soy cuando estoy enamorado aunque sea muy peligroso para mi integridad física y psiquica!).

La noradrenalina controla los patrones del sueño (sueño de día, sueño de noche pero siempre sueño con «ella») aumentando nuestro estado de vigilia y nuestra motivación (interprétese según lo que le motive a cada cual). Hace nacer nuestro impulso de placer sexual (Te quiero. -> Quiero acostarme contigo).

Las primeras medidas de emergencia (adrenalina y noradrenalina) resultan inútiles y sobreviene la gran catastrofe: surge el amor. El cerebro se inunda de feniletilamina, compuesto orgánico de la familia de las anfetaminas. La feniletilamina es la precursora de la dopamina (que es la substancia responsable de las sensaciones del amor romántico, de la capacidad de desear algo y de la repetición de comportamientos que producen placer), de la norepinefrina y de la oxiticina (mensajeros químicos del deseo sexual).

Comienzan los arrebatos sentimentales (sin «ti» mi vida no tiene sentido), perdemos la noción del tiempo («te» amaré hasta la eternidad), no sentimos sueño ni cansancio («te» haría mía toda la noche), perdemos la cabeza (la de arriba y la de abajo, claro), vemos el mundo de color de rosa (los piropos cursis y empalagosos fluyen de nuestros labios sin censura ni miramientos)  y nos sentimos flotando (el amor nos da alas y nos hace levitar).

La feniletilamina, originadora de todos estos desastres amorosos, se encuentra en grandes cantidades en alimentos como el chocolate. ¡Atención, peligro! devorar chocolate puede producir efectos amorosos. Ingerir un pudin chocolate también puede ser una buena manera de olvidar una historia de amor.

Está frenética actividad amorosa y de enamoramiento dura entre 2 y 3 años (incluso a veces más, lo siento por vosotros) pero es inevitable, que esta atracción bioquímica decaiga (Gracias a Dios, por nuestro bien y el de toda la humanidad). El organismo se va haciendo resistente a los efectos de estas sustancias y toda la locura de la pasión se desvanece.

El amor se sosiega y los sentimientos de seguridad, comodidad y paz se refuerzan. Las endorfinas sustituyen a las demás sustancias y toman el control. Comienza una nueva etapa: el apego. Nuestra dosis diaria de narcóticos hace que vivamos en un estado de relajación, tranquilidad y cariño al lado de nuestro «ser» querido (vivimos drogados al lado de nuestro «amor»).

El amor es como Don Quijote: cuando recobra el juicio es para morir. Jacinto Benavente.

El amor ha muerto, a partir de aquí, los mecanismos socioculturales son los encargados de que el «amor» perdure: grata convivencia, intereses comunes,…

Referencias:

  • Teoría propuesta por los médicos Donald F. Klein y Michael Lebowitz del instituto Psiquiátrico de Nueva York.

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«Dicen que el hombre no es hombre

mientras no oye su nombre de labios de una mujer»

Antonio Machado.

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«Hoy la tierra y los cielos me sonríen,

hoy llega al fondo de mi alma el sol,

hoy la he visto…, la he visto y me ha mirado…,

¡hoy creo en Dios!»

Gustavo Adolfo Bécquer.

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6 respuestas a El Amor: química o realidad

  1. Leonor y Sara dijo:

    Por primera vez desde que vimos el blog, hemos podido leer una entrada entera, POR FIN ALGO INTERESANTE!!!!!
    Muy bueno tu punto de vista de la «enfermedad del amor», nos hemos reido, sintiendonos identificadas con las estupideces que hacemos por culpa del enamoramiento…….

    Sigue por este camino, que vas bien, da tu original punto de vista sobre las cosas cotidianas y puede que tu blog suba como la espuma…..o al menos que se haga algo mas entretenido……jejeje

    chaooooooooo

  2. Clarice dijo:

    ¡¡Lo has bordado!! Mejor no se puede explicar, de forma técnica y a la vez divertida. Me lo he pasado genial leyendolo, me siento totalmente identificada.
    ¡¡Que bonito es el amor!!

  3. Crocale dijo:

    ¿Estás seguro de que muchas de las cosas que se hacen cuando uno está enamorado es amor? Es decir, algunos los puntos los veo más relacionados con la obsesión que con el amor. Cuando amas quieres agradar, pero no pierdes la identidad (eso es más propio de una obsesión o de un dependiente emocional).

    Por otro lado, sí, está claro que la química del cuerpo tiene mucho que ver en diferentes reacciones o procesos físicos que sentimos nosotros mismos, pero ¿se queda sólo en eso? Por esa regla de tres, todos deberíamos funcionar igual, el proceso es el mismo. ¿Por qué el amor es tan diferente entre las personas? ¿Por qué nadie ama igual? Tal vez porque hay más factores que ese y porque yo pienso que no sólo somos carne y nervios.

    Cuidate. 🙂

    • Crosmen dijo:

      Gracias por la aportación. Se podrían hacer muchas ampliaciones sobre el controvertido tema del amor. Es usted siempre bienvenida con sus comentarios.

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